viernes, 4 de octubre de 2019

La vida centrada en Dios

Proverbios 18:1-12
La vida centrada en Dios
Las palabras revelan la personalidad de cada uno. Reflexionemos para ver si nuestros labios son manantiales de aguas dulces o de aguas amargas.
 ¿Cómo es Dios?

V. 10. El sabio busca la presencia de Dios en sus momentos difíciles, pero el necio trata de arreglar todo con sus propios recursos. ¿A dónde busca ayuda cuando está en dificultad? ¿La busca en la palabra de Dios o en las riquezas?
 Enseñanzas
Vv. 1, 2. Si piensa que sus propias ideas son las únicas correctas, puede perder las oportunidades que aparecen y no darse cuenta de las ideas que realmente son las correctas. Seamos personas que acepten y escuchen las opiniones de las personas a nuestro alrededor. Al tener más años, nuestra sabiduría puede ser más profunda, pero está presente el peligro de confiar en las experiencias pasadas y cerrar nuestros oídos a las ideas de las demás personas. Hace falta la sabiduría para compartir las opiniones y llegar a un consenso. En una comunidad, el sabio no es el dictador que hace todas las cosas a su manera, sino aquel que junta a todas las personas y llega a un consenso.
Vv. 4, 6-8. ¿Tiene alguna experiencia pasada en la cual se haya peleado con otra persona por las palabras? Volvamos a reflexionar sobre esa experiencia y tengamos en cuenta lo peligroso que es hablar sin pensar. No es correcto atacar verbalmente a otra persona por estar enojado.
V. 9. ¿Con quiénes está entablando amistad? ¿No está pasando por un momento de flaqueza precisamente por eso?
Vv. 10, 11. Para los justos Dios es una fortaleza invencible, pero los ricos piensan que sus riquezas son una pared indestructible. Es erróneo pensar que las riquezas van a salvarlo y protegerlo de toda dificultad y tribulación.
V. 12. La humildad comienza por aceptar que uno es pecador. La persona que es humilde lo es en relación con otras personas. Pensemos en Jesús, quien se humilló completamente para que la soberbia no anidara en su corazón.

Oración: Señor, que pueda echar afuera toda soberbia y egoísmo.

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