Efesios 2:1-10
Este pasaje presenta cómo la soberanía de Dios planeada antes de la creación en Cristo Jesús se cumple y cómo esto se aplica concretamente en la iglesia de Éfeso.
¿Cómo es Dios?
Vv. 4-7. Por su misericordia y su inmenso amor nos liberó de su ira y nos dio una vida nueva. Esto es la “gracia” (v. 5). Dios, resucitando a Cristo (1:19), nos revivió en él. Y así como sentó a Cristo a su diestra (1:20), nos sentó a nosotros también en los lugares celestiales en Cristo Jesús (Apocalipsis 5:10; 20:5. “primera resurrección”). Por consiguiente, aunque estemos “ya” dentro del reino celestial, somos seres que vivimos en la esperanza de la resurrección del cuerpo “todavía” no realizada. Todo esto lo hizo Dios, revelando las sobreabundantes riquezas de su gracia en los distintos tiempos, a fin de recibir la gloria. Meditemos y alabemos la gracia y la misericordia de Dios que nos resucitó y nos hizo herederos del esplendor celestial. ¿A quién va a manifestar el grandioso amor de esta gracia? ¿Está viviendo con el orgullo de ser heredero de las bendiciones celestiales?
V. 10. Dios nos redimió en Cristo Jesús para que abandonemos la vida que perseguía el pecado y “caminemos” en las buenas obras de Cristo. Las buenas obras, la vida santa, no son el fundamento de la salvación, pero son obligaciones indiscutibles que se le exigen al que es nacido de nuevo en Jesucristo.
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