miércoles, 7 de agosto de 2019

La dureza de Israel


Amós 4:1-13   
Luego de anunciar la gravedad del pecado de Israel, Amós habla acerca de la disciplina que Dios aplicará a fin de que abandonen sus malas acciones y se vuelvan a Él. Sin embargo, Israel jamás regresó.

¿Cómo es Dios?

Vv. 1-3. Recompensa a toda costa a las personas que están en el liderazgo, sin pasar por alto el que no hayan cuidado a los pobres y el haberse llenado de codicia y de maltrato. Las mujeres ricas de Samaria que vivían solamente para sus pasiones carnales, van a ser arrastradas con ganchos como si fueran animales masacrados y castigadas por Dios. ¿Cómo querrá Dios que utilicemos hoy nuestras riquezas?
Vv. 6-11. Dios advierte y envía toda clase de plagas tales como hambre, sequía, enfermedades, guerra, etc., para que el pueblo de Israel se percate de su pecado y regrese a Dios. En este pasaje encontramos ocho expresiones en primera persona que indican claramente cómo Dios está trabajando (“os hice estar”,  “os detuve”, “os herí”). No era un mero castigo que se da a un hijo, sino más bien una obra de bendición con el propósito de llevarlos a la comprensión y al arrepentimiento. Sin embargo, ellos jamás volvieron, y por eso la reprensión de Dios se fue profundizando aún más. ¿Cómo reacciona ante la exhortación que Dios le transmite a través de diferentes medios y situaciones? ¿hace oídos sordos? ¿actúa caprichosamente?
Vv. 12, 13. Dios toma el látigo y va personalmente al encuentro de su pueblo, dado que éste no aceptó su disciplina. Ahora, a Israel solo le espera el azote del Creador, Poderoso y Dios Supremo. Si no regresa en este momento, le espera solamente la muerte eterna.

Enseñanzas
Vv. 4, 5. El pueblo de Israel ofrecía sacrificios todas las mañanas, el diezmo cada tres días y sacrificio de alabanza (ofrenda de gratitud) y ofrendas voluntarias. Sin embargo, Dios no aceptaba el culto porque sabía que, a pesar de los sacrificios que le ofrecía, ellos seguían dados a la codicia. Dios demanda una vida adecuada de santidad que acompañe al culto (Romanos 12:1). Observemos nuestras vidas. ¿Está plena de la santidad que agrada a Dios? ¿Busca y persigue la justicia y no la injusticia?

Oración. Te pido que cuando me des a conocer tu voluntad por medio de las situaciones y los momentos, vuelva a ti y obedezca tu palabra.

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