Efesios 1:1-14
Pablo comienza la carta alabando la obra redentora del Dios Trino: el plan de la nueva creación del Dios Padre fundado desde antes de la creación (vv. 3-6), su cumplimiento por medio del Dios Hijo, Jesucristo (vv. 7-12) y la realización a través del Espíritu Santo (vv. 13, 14).
¿Cómo es Dios?
Vv. 3-6. Dios fundó el plan de bendición en Cristo desde antes de crear el mundo. Es una “bendición” espiritual perteneciente a los lugares celestiales, que consiste en crearnos en su pueblo santo y sin mancha, adoptándonos de esta manera como sus hijos. La nueva obra por medio de Cristo, estaba predestinada antes del pecado de Adán. Esta obra tiene por objetivo convertirnos en su pueblo santo, para la alabanza eterna de la gloria y la gracia de Dios. Es conmovedor que Dios haya planeado este designio tan maravilloso y graciable. ¿Estoy gozando de esta bendición? ¿Vivo apropiadamente en el propósito de la salvación? No nos desconcertemos en la salvación “barata” que invalida la gracia de la redención, estimando que podemos llegar a ser el pueblo de Dios, aunque no seamos santos.
Vv. 7-12. Dios cumplió, según su beneplácito, la bendición que había prometido por medio de Cristo. Nos redimió de nuestros pecados por la sangre de su Hijo Jesucristo y a través de su pueblo edifique su reino (la iglesia). La salvación no es una cuestión que se limita a una persona individual. ¿Se esfuerza, en inmensa dedicación, para que nuestra congregación se perfeccione en santidad y sin mancha?
Vv. 13, 14. El Espíritu Santo es quien garantiza la salvación a aquellos quienes oyen el evangelio de la salvación y lo creen. Constantemente nos da el entendimiento del mensaje de la verdad y nos protege en ella hasta el día en que se cumpla nuestra redención y adquiramos la posesión del reino de Dios.
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