lunes, 26 de agosto de 2019

Grande es este misterio

Efesios 5:22-33
El texto (5:22-6:10) se aplica a la vida del pueblo redimido (2:10), como representante de la congregación. El versículo 5:21 es una conclusión del párrafo anterior y es, a la vez, la regla general de las relaciones matrimoniales, de la familia y del trabajo.
Enseñanzas

Vv. 22-24. Las esposas deben sujetarse en todo momento a sus esposos, así como lo hacen al Señor. Porque como Cristo es cabeza de su iglesia, el esposo es cabeza de su esposa. “Es la cabeza” significa asistir, gobernar y ser responsable. Como la cabeza es señor del cuerpo, Dios hizo defectuosa la vida de matrimonio sin el respeto de la mujer hacia su marido. La igualdad entre el hombre y la mujer ofrecida por el mundo, limita la libertad en lugar de promoverla. Esta “sujeción”, siendo un término relacional, no hace referencia a una demanda de subordinación absoluta e incondicional sino a tratar con una postura servicial y respeto la autoridad del marido ante cualquier situación. Su objetivo final es el “temor de Dios” (5: 21) antes que al esposo. ¿Cómo es usted como esposa? ¿Juzga a su esposo por la capacidad económica? ¿Le delega a su esposo la responsabilidad de los problemas de la familia? ¿Su marido reconoce su espíritu de obediencia, aunque él no sea creyente? ¿Sus hijos también experimentan este estilo de autoridad? 
Vv. 25-27. El amor del esposo hacia la esposa debe sostener como modelo el amor de Cristo por su iglesia. El amor por la esposa debe ser como el amor sacrificial e interminable del Señor. Como Cristo amó a su iglesia para hacerla santa y sin mancha, también el esposo tiene la responsabilidad de amar a su esposa hasta transformarla en una cristiana santa delante de Dios. 
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