martes, 13 de agosto de 2019

El juicio proclamado

Amós 8:1-14           
El profeta advierte el acercamiento del juicio anunciado a Israel, y les hace reflexionar en el “fin”, palabra que en hebreo es muy parecida a la “fruta madura”. 

¿Cómo es Dios?

Vv. 1-3. Le comunica a su pueblo que el día de juicio se acerca, porque no se volvieron a Dios a pesar de haberlos esperado y reconvenirlos al arrepentimiento por medio de los profetas. En ese tiempo, se escucharán lamentos por los muertos en lugar de fiestas, y a causa de un intenso pánico, aun se les dificultará la respiración. Aun así, Dios les dice que no va a perdonar. No tomemos a la ligera esta decisión de Dios.
Vv. 4-8. Observa la conducta de los malvados que arruinan a los humildes y pobres, y no deja impune sus acciones. Dios no es indiferente a la necedad del mundo y tampoco se deja engañar por las mentiras de los hombres. Él resuelve las injusticias de los débiles y los pobres, es el Consolador de sus lágrimas y el grandioso que mira todas nuestras conductas. Hoy en este día, ¿el nombre de Dios es de consuelo o de temor para nosotros?
Vv. 9-14. En medio del juicio de vergüenza y lamento de su pueblo, autoriza el peor de los castigos, que es el hambre de oír la palabra del Señor. Es una realidad que el pueblo de Dios solo puede vivir de su palabra y no únicamente de la comida (Deuteronomio 8:3). Por esta razón, el hecho de no poder oírla era signo de muerte. Israel cayó en esta desgracia porque no solo no escuchó el mensaje anunciado por muchos siervos, sino que prestaron oído únicamente a aquellas cosas que quisieron oír. En efecto, toda la congregación de Israel se abatió en una calamidad fatal. Nuevamente, pregúntese: ¿con qué actitud recibe la palabra que el Señor le hace escuchar?

Enseñanzas
Vv. 5, 6. Como el interés de las personas estaba principalmente en ganar dinero, ellos anhelaban que las ofrendes a Dios y las fiestas solemnes pasaran rápidamente porque en esos días no podían trabajar. Una vez pasados esos días, buscaban con engaños recaudar más dinero vendiendo a su prójimo alimentos vencidos. ¿No se parecen justamente a nosotros? ¿Transmitimos el amor de Dios a los que nos rodean cuando realizamos nuestras actividades cotidianas y no solamente el domingo en la iglesia?

Oración. Señor, te pido que me ayudes a amarte y amar al hermano escuchando y obedeciendo tu palabra. 

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