jueves, 1 de agosto de 2019

El vengador de los enemigos

Amós 1:1-8                     
En la primera parte de esta lectura, el profeta Amós hace referencia a los juicios que Dios ejecutará sobre las 7 naciones vecinas y aun al propio Israel. Dios decide castigar a estos reinos por la corrupción social y por haber oprimido a su pueblo. 

¿Cómo es Dios?

V. 1. Llama a Amós, pastor originario de Judea, para que anuncie las palabras proféticas acerca de Jeroboam II, rey del reino del norte de Israel. Dios reveló su palabra a un campesino de Tecoa, un pequeño pueblo del reino del sur de Judea, y lo envió a profetizar en un lugar donde la situación política era muy diferente. Meditemos qué propósito tiene Dios para nosotros. ¿Por qué Dios le habla en este día, por medio de personas inesperadas?
V. 2. Se sienta sobre Jerusalén – Sion, la ciudad de David, y manifiesta la majestuosidad de su reino. Sin embargo, ese esplendor no se exhibe como protector de los verdes pastizales ni la cumbre fértil del reino del norte de Israel, sino como una voz amenazadora de castigo. La palabra de juicio de Dios ha llegado sorpresivamente como un joven león en los tiempos de prosperidad. ¿Puede escuchar las palabras de Dios, aunque su familia y su nación estén en momentos de paz y tranquilidad?
Vv. 3, 6. Declara que ciertamente castigará los pecados continuos de Damasco y Gaza que infringían en contra del pueblo de Dios. El Señor no es indiferente a los sufrimientos de sus hijos, sino que condena las injusticias y las torturas. Examinemos seriamente nuestras actitudes delante de Dios, el juez y señor de todo el universo.

Enseñanzas
Vv. 1, 2. El mensaje de juicio predicado por Amós no coincidía con la situación pacífica de la época. Sin embargo, vemos que el sabio discierne los tiempos en la palabra de Dios y busca la manera de actuar frente a ellas. ¿Medita todos los días la palabra y discierne de manera sabia los tiempos de Dios?
Vv. 3-8. Damasco era culpable por la opresión cruel sobre Galaad y Gaza, y por vender a Edom como esclavo para beneficio propio. Dios los sentencia completamente. El hombre que preserva la imagen de Dios no debe utilizar como instrumento o esclavo a otro que, de la misma manera, es hecho a semejanza de Dios. ¿Está oprimiendo o agobiando a alguien para provecho propio? Tengamos un momento de reflexión. 

Oración. Señor, destructor de los enemigos, te pido que me ayudes a vivir como tu hijo en todo momento, poniendo mi confianza solo en ti. 

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