jueves, 25 de julio de 2019

La fe se perfecciona por las obras

Santiago 2:14-26      
Si la palabra de ayer exhortaba, de manera pasiva, no hacer diferencia por apariencias, hoy (como en 1:19-25) amonesta practicar activamente la Palabra de Dios. 

Enseñanzas.

Vv. 14-17. Solo quien, en la vida cotidiana, responde a las necesidades del prójimo que se encuentra en dificultades, puede salvarse en el día del juicio. ¿Hay algún hermano nuestro que haya perdido el puesto de trabajo o esté pasando por preocupaciones de alimento? No basta solo con lamentarlo. Debemos compartir nuestros bienes materiales. 
Vv. 18, 19. La fe teórica que no tiene obras es una fe muerta. La creencia de la supremacía de Dios es valiosa, sin embargo, los demonios también tienen esa fe y la declaran. No obstante, ellos no obedecen a Dios. De la misma manera, si no la probamos por medio de las obras, nuestra fe no se diferencia en nada de la de los demonios. ¿Qué obras prueban que mi fe es verdadera?
Vv. 20, 26. La fe que no es acompañada por las buenas acciones es una fe vana y muerta que no conoce la verdad espiritual. El apóstol Pablo también dijo que la fe que “nos justifica” es “la fe que actúa por medio del amor” (Gálatas 5:6). ¿Está mal interpretando la fe?
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