Santiago 3:1-12
En 1:26 presentó vagamente al uso de la lengua como un ejemplo de la tentación. El pasaje de hoy amplía el tema con más detalles. Luego de exponer sobre el modo en el que influye destructivamente el mal uso de la lengua, amonesta sobre el empleo apropiado.
Enseñanzas
Vv. 1, 2. Nos advierte sobre el gran perjuicio que puede tener, en la congregación, el uso erróneo del lenguaje por parte de los que enseñan. ¿Insiste en ser maestro sin estar en condiciones de serlo? ¿Está enseñando la Biblia de una manera distorsionada? O aún más, ¿manipula la Palabra de Dios para condenar al hermano que aborrece?
Vv. 3-5. La lengua es pequeña, pero su poder es exorbitante. Puede edificar la iglesia y a la vez destruirla. Por esa razón, la persona perfecta que sabe dominar la lengua debe tomar el cargo de líder. ¿Controla perfectamente la lengua? ¿Dice lo que quiero, sin importarme la herida que le pueda ocasionar al hermano, para satisfacer su inquietud?
V. 6. Como sentencia de la lengua no adiestrada, le espera el fuego del infierno. El diablo utiliza nuestra lengua en manchar y destruir nuestras vidas y nuestra iglesia. Debemos prohibir toda palabra de insultos, de heridas, de calumnias, de ataques, de quejas y de resentimientos. Estas palabras conducen vidas e iglesias a la devastación.
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