sábado, 13 de octubre de 2018

Vamos adelante a la perfección

“Vamos adelante a la perfección”  Hebreos 5:11-6:8
Luego de presentar explícitamente a Jesús como el Sumo Sacerdote (5:1-10), sugiere que los fieles dejen a un lado las enseñanzas elementales y avancen hacia la madurez espiritual en base a esta enseñanza, ya que el ministerio sumo sacerdotal de Cristo ayuda al crecimiento espiritual.
Enseñanzas 

5:11, 12. Es apropiado reprender a aquella persona que no comprende correctamente la palabra de Dios. Hay personas con cargos en la iglesia que, a pesar de los intensos esfuerzos dedicados al servicio, no tienen conocimiento ni interés por la palabra. Asimismo, estos empeños traen el riesgo de alejarlos de las cosas que le agradan a Dios y de detenerlos en las cosas humanas. Por lo tanto, debemos esmerarnos por conocer correctamente la Palabra de Dios y evitar alabar nuestros trabajos y nuestra larga experiencia de la fe cristiana.
5:13, 14. La madurez espiritual está íntimamente relacionada con el pleno entendimiento de la Palabra de Dios. Por eso, es necesario alimentarse de alimentos sólidos para alcanzar la fe adulta. Pero, si permanecemos sólo en las enseñanzas básicas de la palabra de Dios, entonces no podremos escapar de la condición de niño. Pues, la palabra de Dios nos ejercita en el discernimiento del bien y del mal, preparándonos enteramente para actuar conforme a la justicia de Dios (2 Timoteo 3:16, 17). ¿No desearía invertir más tiempo y vigor en meditar la palabra de Dios?
6:1-3. Las bases del evangelio son: el arrepentimiento y la fe, el bautismo, la imposición de manos, la resurrección y el juicio eterno. Estas enseñanzas son las verdades más fundamentales de la fe cristiana, por lo que no podemos ser negligentes con ellas ni tampoco cederlas. Sin embargo, no debemos detenernos solamente en estos elementos, sino madurar en la fe, para la cual es necesario el deseo de la madurez y la obediencia en respuesta a la obra de Dios.
6:4-6. Debemos saber escuchar las advertencias. El autor advierte sobre la imposibilidad de renovar el arrepentimiento para aquellos que se apartaron de los fundamentos de la fe y negaron la redención del Sumo Sacerdote Jesús (v. 6), para volverse al judaísmo. Al parecer, en el siglo I hubo cristianos que, para escapar del sufrimiento, abandonaron la salvación mediante Cristo y se enfrentaron con el dilema de regresar al judaísmo. Por eso, todo aquel que niega intencionalmente a Cristo y se separa de Dios, no podrá gozar de la gracia de salvación (6:7, 8).

Oración: Deseo aprender más de Tu palabra y crecer en la fe.

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