viernes, 12 de octubre de 2018

Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote

Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote  Hebreos 4:14-5:10
El capítulo 4:14-16 presenta a Jesús como el Sumo Sacerdote misericordioso y el capítulo 5 afirma cómo Jesús satisface todos los requisitos del sumo sacerdote. El autor refiere con frecuencia al sistema de sacrificios para convencer a los cristianos que estaban familiarizados con la antigua ordenanza.
¿Cómo es Dios?

4:14. Jesús ascendió al cielo después de su sacrificio, y Dios hizo ver a los hombres su ascensión para abogar, exaltar y glorificar a Cristo. Con la ascensión, Cristo triunfó y completó la obra redentora. Esta confesión (o doctrina) no debe ser considerada con liviandad o ser rechazada. Por lo tanto, debemos soportar hasta los insultos y seguir adelante en este mundo que rechaza el evangelio.
4:15-16; 5:2. Jesús puede ser nuestro consolador porque también recibió la tentación y la venció. Por lo tanto, puede ayudarnos en nuestras debilidades. Acérquese, entonces, confiadamente al trono de la gracia, pues Él conoce sus debilidades y es misericordioso.
5:4. Llamó y levantó a los obreros. Jesús también fue llamado y puesto como el sumo sacerdote del linaje de Melquisedec. ¿Quién lo llamó y lo levantó como obrero de Dios? ¿Es fiel al que lo llamó?
5:7. Jesús se acercó a Dios con temor; no había nadie quien lo pudiera ayudar. Oró al Padre porque era el único modo de recibir el verdadero consuelo. Entonces, Dios envió a sus mensajeros para fortalecerlo y llenarlo de paz. Dios responde las oraciones de quienes le temen.
5:8-9. Llegó a la perfección aprendiendo a ser obediente en el sufrimiento. Esto quiere decir que Cristo llegó a ser el autor de nuestra salvación mediante su vida, muerte y resurrección. No es que Cristo fue imperfecto y llegó a ser perfecto, tampoco fue desobediente y llegó a ser obediente. Jesucristo, quien demostró el ejemplo de la obediencia, da la salvación a todos aquellos que responden en sumisión continua al mensaje de la salvación.

Oración: Te doy gracias, Señor, por ser el Sumo Sacerdote perfecto que conoce hasta lo más profundo de mi ser y se compadece de mí.

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