El Sumo Sacerdocio hecho bajo juramento de Dios Hebreos 7:20-28
Luego de explicar acerca del Sumo Sacerdocio de Jesucristo hecho bajo juramento de Dios, en los versículos 20-28, y el significado de la promesa de que Cristo será el eterno sacerdote, en los vv. 23-25, el autor afirma, en los versículos 26-28 en contraste con los sacerdotes del antiguo pacto, que Él es el Sumo Sacerdote perfecto.
¿Cómo es Dios?
Vv. 20-22, 28. Jesús llegó a ser Sumo Sacerdote con el juramento de Dios. Esto contrasta con la descendencia de Aarón, que llegaron a ser sacerdotes sin un juramento. Jesús, el “Sacerdote eterno” que ha cumplido el juramento, es quien “garantiza” una mejor alianza.
Vv. 23-25. A diferencia de los sacerdotes levitas, Jesús permanece para siempre y su sacerdocio es imperecedero. Como Jesús vive eternamente e intercede por nosotros en oración frente a Dios, también puede salvar por completo a los que se acercan a Dios por medio de él. Por eso, resista los problemas del presente con la ayuda de la gracia de Dios.
V. 26. Jesús se distingue de los sacerdotes levitas, porque es “santo, inocente, sin mancha y apartado de los pecadores”. Y, como Jesús no sólo es perfecto, sino que es exaltado por encima de los cielos, es el Sumo Sacerdote más apropiado para resolver nuestros pecados. Por consiguiente, el camino de la salvación que Jesús abrió es perfecto. Demos gloria a Dios por habernos enviado al Sumo Sacerdote perfecto y sin mancha.
Vv. 27, 28. A diferencia de los sacerdotes de la línea de Leví, Jesús fue declarado sacerdote por juramento y llevó a cabo la expiación una vez y para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Dado que los sacerdotes, descendientes de Leví, eran hombres débiles, debían presentar una ofrenda por sus propios pecados antes de presentar una a favor del pueblo. Ellos tenían que presentar sacrificios continuamente, porque no podían expiar completamente los pecados, pero Cristo consumó Su obra de redención de una vez, al ofrecerse a sí mismo. En efecto, el sacrificio de Cristo no significa que mi salvación es consumada una vez que creo en Él, sino que tiene un valor eterno. ¿Confía plenamente en la redención eterna que Jesús le dio?
Oración: Señor, ayúdame a resistir las dificultades, contemplando a Jesús que intercede por mí.
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