sábado, 15 de junio de 2019

El juicio de Dios

1 Samuel 25:32-44

David comprende que su enojo no era correcto delante de Dios (39) y se vuelve. Al final, Nabal recibe el juicio de Dios y muere.

¿Cómo es Dios?
Vv. 32,34. Dios impide los pasos de David, quien estaba lleno de enojo e iba a destruir a la familia de Nabal. Dios protege a David de: la persecución de Saúl y también de cometer pecado. Dios hace comprender el pecado con su Palabra y nos hace corregir la maldad. Alabemos la gracia de Dios, que nos aleja del pecado y nos hace obedecer su Palabra.

Vv. 38,39. Dios enjuicia a Nabal y se lleva su vida. Aunque el malvado esté sano y haga festejos como un rey. Aunque piense con su corazón lleno de alegría “durante muchos años comamos, bebamos, festejemos y seamos felices”. No puede escaparse del juicio de Dios. ¿Sigue creyendo en la justicia de Dios, que enjuicia al malvado? ¿Está tratando de enjuiciar a su prójimo a su propia manera?

Enseñanzas

Vv. 34,35. David abandonó su venganza contra Nabal. No pensaba que era de varón dejar que su férrea voluntad siguiera su curso cueste lo que cueste. Si no somos sensibles al pecado, nuestro vano orgullo no va a dejar que abandonemos el pecado.

V. 36. Nabal se confundía, pensaba que sus riquezas fueron adquiridas por sus propios medios, y hacía festejos como si fuese un rey. Nabal era generoso para sí, pero no lo era para su prójimo y para Dios. La alegría que experimentaba era en ignorancia a la gracia y al juicio. Esta clase de alegría va a transformarse en tristeza dentro de muy poco. ¿Cuál es el origen de su alegría? ¿Recuerda el juicio de Dios en medio de su alegría?

V. 44. Saúl dio en matrimonio a su hija a David porque le tenía rencor. Saúl, preso del resentimiento, sacrificó a su propia hija para manipularla para sus propios fines. Al final, el rencor no solo destruyó a la persona, sino que también destruyó a su propia familia.

Oración: Que viva siendo consciente del juicio.


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