1 Samuel 24:1-22
David tuvo una oportunidad única de matar a Saúl, que estaba persiguiéndole para matarle. Era la oportunidad para terminar con su vida de fugitivo. Pero quien estaba en control de la vida fugitiva de David no era Saúl, sino Dios.
¿Cómo es Dios?
Vv. 12, 15. Dios es un juez justo que juzga al rey. Aun el más poderoso del planeta no puede escaparse del juicio, ni sobornar a Dios. ¿Ha sufrido una injusticia? ¿Debería dejar sus cosas en manos del juez justo y perfecto?
Enseñanzas
Vv. 1, 2. Saúl trata de matar a David en cualquier oportunidad. Las malas costumbres son difíciles de erradicar. Debemos arrepentirnos. ¿Tiene todavía características pecaminosas que se manifieste ante la menor oportunidad que se presente? ¿tiene personas que odie todavía?
Vv. 3, 4. Una buena oportunidad que se le presente no necesariamente significa que sea voluntad de Dios. Si no conocemos la Palabra de Dios, es posible que cometamos un error del que no podamos remediar. ¿Está aplicando la Palabra a su comodidad?
Vv. 6-13. David ordena que no maten a Saúl. Porque sabía que sólo Dios es quien enjuicia con justicia, y pensaba que la voluntad de Dios es que se pague la maldad con bondad. Es difícil dejar en manos de Dios una realidad que se pueda solucionar con las propias fuerzas. Pero recuerde que sus fuerzas son un instrumento para realizar la voluntad de Dios.
Vv. 16-19. Aunque sea difícil, si muestra buena voluntad a las personas que le odian, van a comprender su maldad y arrepentirse. No es fácil pagar con bondad la maldad, pero el fruto va a ser grande.
Oración: Que en cualquier momento crítico, pueda pagar con bondad la maldad.
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