Miqueas 7:1-13
Aquí se cruzan la desesperanza y la esperanza, el lamento y la alabanza. En medio de una situación donde no hay justo ni aun uno, el profeta encuentra su seguridad en Dios.
¿Cómo es Dios?
Vv. 7-10. En un mundo lleno de desilusiones, el profeta busca la esperanza en el cielo. El profeta recuerda a Dios, la única esperanza, en medio de una realidad donde ha desaparecido el bondadoso de la tierra, predomina el malvado y no es posible confiar ni aun de la propia esposa (vv. 1-6). Aunque caiga en pecado y ensombrezca la sombra de la muerte, aún no es el fin, porque cuando dirigimos nuestra mirada hacia Dios y volvemos a él, él nos guía hacia el resplandor de su salvación y nos ayuda a que practiquemos la rectitud. Solo el Señor es la única esperanza en medio de la realidad lúgubre en la que vivimos hoy.
Enseñanzas
Vv. 1-4. El profeta lamenta la perversidad y el sadismo de las personas de su época. Gime viendo la falta de ley, del bien, de justicia, de piedad, del orden y de verdaderos líderes. En medio de una sociedad donde el egoísmo y la ambición son centros de interés y el temor, la justicia y la confianza y lealtad desaparecieron, las personas engañan a los demás, roban, quitan, incitan a la maldad, no consideran el pecado como tal ni se arrepienten. Ahora lo único que les queda a las personas obstinadas que no piensan en arrepentirse y volver a Dios pese a su paciencia y benevolencia, es el juicio. ¿Puede escuchar el lamento que el profeta hace por la situación de hoy, donde no hay justo ni uno?
Vv. 5, 6. Judá, por alejarse de Dios, llegó a ser objeto de desconfianza. Incluso entre los familiares más cercanos se desconfían y se enfrentan. El desbordamiento del escepticismo en la sociedad rompe las relaciones intrafamiliares; la lealtad desaparece debido al desmoronamiento de la fe. Colapsan antes que acaezca el juicio de Dios. ¿Acaso por fuera dice una cosa y por dentro otra? Si es así, confiese sus pensamientos y sentimientos prontamente al Señor y pídale que le renueve. Asimismo, no se deje cautivar por las palabras que dicen que la verdad, incomoda, y la integridad, perjudica.
Vv. 11-13. Prepara el glorioso día (“ese día”) en que, con la reconstrucción de Jerusalén y la extensión de sus fronteras, todas las naciones acudirán a Jerusalén y experimentarán la graciosa restauración. Es decir, Dios promete a su pueblo la repatriación por medio de su maravilloso plan de salvación. Por lo tanto, alabemos a Dios quien no concluye en el castigo del pueblo transgredido, sino que promete su gloriosa restauración.
Oración: Señor, te pido que nuestra iglesia sea el puerto de fe y esperanza en esta sociedad vacía de esperanza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario