Juicio y esperanza

1 Samuel 2:27-36

Se proclama detalladamente lo que Dios había determinado hacer (“había resuelto hacerlos morir” v. 25) con la familia de Elí. Y luego declara que levantará a un sacerdote fiel que le escuchará y actuará de acuerdo con su voluntad y criterio, y le edificará casa firme. Dios anuncia su juicio conforme a la profecía de Ana (2:1-10). 

¿Cómo es Dios?

Vv. 27, 28. Recuerda la misericordia que le otorgó a la familia de Aarón (tribu de Leví) cuando, siendo esclavos del faraón en Egipto, la eligió de entre todas las tribus de Israel para que fuera su sacerdote. El orgullo brota y hasta llegamos a abusar de nuestro poder cuando nos olvidamos de la salvación inmerecida de Dios y la misión que nos encomendó. ¿Acaso no se está abusando de su cargo para perjudicar a otros?

Vv. 30-34. Ejecuta su santo y justo juicio, aunque tenga que romper su promesa. Si bien estuvo con la familia de Elí, no fue permisivo con la incredulidad y la maldad de sus hijos. Arrepiéntase y cambie antes que Dios derrame su ira sobre usted. 

V. 35. Promete que él mismo suscitará un sacerdote fiel y le edificará casa firme. Esta promesa se cumplió parcialmente en Samuel, porque él sirvió como un sacerdote consagrado, reemplazando eficazmente a los malvados hijos de Elí; luego se cumplió en David, porque ejerció un reinado sacerdotal; y fue finalmente cumplida en Jesucristo, porque él es un sacerdote por siempre según la orden de Melquisedec (Hebreos 7:12-17), y su reino. Alabe a Dios quien a través de Jesucristo abrió nuevamente  el camino de vida hacia Dios que el propio hombre cerró.

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