Dios amó al pueblo de Israel, pero ellos no comprendieron ese amor. Aun los sacerdotes se presentaron con holocaustos impuros delante de Dios. Y les habló a través del profeta Malaquías.
¿Cómo es Dios?
V. 1. Exhorta el pecado. ¿Piensa que Dios es solamente puro amor? ¿Escucha atentamente las palabras de advertencias de Dios?
Vv. 2-5. Amó más a Jacob que a Esaú. Cuando quisieron volver a edificar el templo de Edom y a levantar los territorios del poderío, Dios no lo permitió. Piense en el amor de Dios que lo liberó del pecado y lo resguardó en los momentos de aflicción. ¿Acaso no ha estado olvidando ese amor?
Vv. 7-10. No recibe holocaustos falsos. No escuchará sus oraciones y hará que cierre las puertas del templo. Dios quiere su esfuerzo y su sinceridad.
Vv. 11, 14. Es el Rey entre todos los reyes de las naciones. ¿Adora y sirve a Dios en su vida cotidiana?
Enseñanzas
Vv. 6-8. Ofrendar con dinero ganado ilícitamente y vivir una vida de mentiras es blasfemar el nombre de Dios. Es mejor entregar una vida íntegra que hacer ofrendas por formalidad (1 Samuel 15:22; Romanos 12:2). ¿Su actitud diaria muestra respeto o menosprecio hacia Dios?
V. 9. Medite si sus oraciones son por costumbre y sin acciones en su vida. Es más importante tener una vida sincera de dependencia en Dios que tener una vida de oraciones formales. Medite si tiene solamente alguna actitud religiosa con la que pretenda ganarse el corazón de Dios.
Oración: Señor, ayúdame a darte verdadera adoración en amor y respeto a Ti.
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