sábado, 22 de diciembre de 2018

Así como Jesús

Filipenses 2:5-11

Pablo presenta a Jesús como el modelo de nuestra vida. La encarnación de Jesús, su obediencia hasta la muerte en la cruz, su ascensión y su gloria deben ser el ejemplo que debemos seguir.

¿Cómo es Dios?

Vv. 6-8a. Si bien Adán, siendo una criatura diferente a Dios, quiso ser igual a él, Jesús, siendo Dios por naturaleza, renunció a sus privilegios divinos y se hizo semejante a los hombres. El Señor salvó a la humanidad mediante su muerte y, a fin de ayudarnos en las pruebas, se subordinó a la potestad del mal y sufrió y fue tentado tal como nosotros somos tentados (Hebreos 2:17, 18; 4:15). Tenemos que sentir e imitar en nuestra vida el mismo corazón que tuvo Jesús. V. 8b. Para Jesús, la obediencia de la cruz no era una elección sino un deber absoluto. Se despojó completamente de sí mismo y permitió que le sucedieran todas las cosas que debían suceder. Por eso, él puede crear a su pueblo redimido. Del mismo modo, tener el mismo sentir que tuvo Jesucristo no es una opción sino una obligación que debemos asumir para que se crean nuevos miembros, se forme una comunidad cristiana y podamos vivir una nueva vida. No es amor verdadero cuando no hay negación a uno mismo, humildad ni principio de rectitud que busca el bien más elevado de los demás. Podemos obedecer las justas demandas de Dios mientras vivamos aquí en la tierra.

Vv. 9-11. Dios le dio a su Hijo Jesús, quien renunció temporalmente a sus privilegios, el más alto honor y el más excelente de todos los nombres. Además, hizo que toda rodilla en el cielo y en la tierra se doble ante ese nombre. Le hizo “Señor” de todas las criaturas, y obró de tal modo que toda lengua glorifique al Dios Padre. ¿Hay contiendas y desacuerdos en su congregación? Recuerde que todos estos problemas de la iglesia son generados por aquellos miembros que buscan los lugares altos y ser superiores a los demás. Ellos son los causantes de que el nombre de Jesús sea avergonzado y la gloria y la alabanza se desvanezcan. Porque Dios es glorificado y la iglesia es alabada solo a través de los que son humildes de corazón y son obedientes.

Enseñanzas

V. 5. Amarse unos a otros, considerarse mutuamente con humildad y buscar el interés y el bien del otro (2:1-4) son la naturaleza de la autonegación que Cristo mismo demostró en su vida terrenal (vv. 6-8). La obediencia de Cristo y el sometimiento a la cruz son obras que nos salvan, pero además son un modelo de vida que debemos seguir. Porque la redención de Jesús consiste en transformarnos a su imagen y semejanza.

Oración; Que pueda negarme a mí mismo, así como tú, Señor, sirviendo con amor y en obediencia al hermano.


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