El pasaje explica la humillación de Cristo y la necesidad de llegar a ser nuestro hermano como medio de la salvación. Además, exhorta a meditar profundamente en la superioridad de Cristo sobre Moisés.
¿Cómo es Dios?
2:10. Hizo sufrir a su Hijo Cristo, para abrir el camino de la salvación. Dios perfeccionó a Cristo por medio del sufrimiento. Fue la manera más apta para que muchos pecadores se acerquen a la salvación. No se esconda ante la aflicción, porque es el recurso que Dios utiliza para perfeccionar nuestra salvación.
2:11-16. Cristo se hizo nuestro hermano y nos hizo hijos de Dios. Se humilló haciéndose semejante al hombre para dar la salvación. De esta manera destruyó el poder del reino de Satanás, para liberar a la humanidad de la esclavitud de Satanás a la que estaba sometida por temor a la muerte. ¿Está gozando de esta libertad?
2:17, 18. Cristo se hizo semejante a sus hermanos. Se asemejó a sus hermanos en todos los aspectos. Primero, para ser el sumo sacerdote (tuvo que ser hombre de carne y sangre para la redención del pecado), capaz de cumplir fielmente la voluntad de Dios; y, segundo, ser nuestro consolador luego de pasar por el mismo sufrimiento que padecemos.
Enseñanzas
2:11, 12. Los cristianos somos personas santas llamadas por Dios que, mediante la redención de Cristo, llegamos a ser parte de un nuevo pueblo, diferente al pueblo judío. Llegamos a gozar de una nueva relación con Dios, separados del mundo que rechaza a Dios. Nosotros pertenecemos a Dios. ¿Ha cambiado definitivamente su pertenencia?
3:1-6. Debemos pensar profundamente en Jesús. Saber bien quién es este Jesucristo, el objeto de nuestra fe, para así poder recibir las fuerzas que nos ayuda a atravesar las dificultades. Cuanto más firmes estamos en esta fe, menos seremos zarandeados por persecuciones y amenazas.
Oración: Gracias por Tu plan de salvación y por su cumplimiento en Cristo. Amén.
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