Jueves 9 de Febrero Lucas 8:1-15
LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR
El Evangelio proclamado por Jesús fue rechazado por la mayoría de las
personas; sólo hubo aceptación por parte de los huérfanos, pobres, enfermos y
gentiles. ¿Fracasará el evangelio del Reino? Mediante la parábola del
sembrador, Jesús menciona de qué manera el evangelio es proclamado
victoriosamente.
¿Cómo es Dios?
Vv. 5-8, 11. Las semillas cayeron en diferentes tierras. La semilla es
la Palabra de Dios y él señorea la tierra por medio de la Palabra. Fracasa en
varias tierras, pero obtiene abundantes frutos a través de la buena tierra. ¿Ha
evangelizado alguna vez? ¿Se siente rechazado por las personas que niegan el
evangelio? No se desanime, el evangelio del Reino se proclama victoriosamente
por medio de un grupo pequeño de personas que aman la Palabra.
Enseñanzas
Vv. 1-3. Jesús, durante su ministerio de proclamación del evangelio,
recibió la ayuda de otros ministros. Los discípulos estaban involucrados
activamente en el mismo trabajo y algunas mujeres brindaban apoyo económico.
¿De qué manera está participando de la proclamación del evangelio?
Vv. 8-10. Sólo el que tiene abiertos los oídos y los ojos espirituales
puede llegar a entender el significado de la parábola y el secreto del Reino.
¿Tiene abiertos sus ojos y oídos espirituales? ¿Comprende la Palabra de Dios en
sus tiempos de meditación bíblica? Ore pidiendo entendimiento para discernir la
“verdad”.
Vv. 6, 7, 13, 14. No todo el que oye la Palabra de Dios es ciudadano
del Reino. Para distinguir al cristiano del que no lo es, Dios permite pruebas.
Las pruebas pueden ser: externas (tribulación y persecución) y pruebas internas
(preocupación por la vida, tentación del dinero, vicios y demás). ¿Qué clase de
pruebas enfrenta con frecuencia?
Vv. 8-15. Observe las características de la buena tierra. No sólo oye
la palabra, sino que la obedece perseverando hasta obtener frutos maduros. El
reino de Dios se extiende mediante personas. Ore para ser una buena tierra.
Oración: Ayúdame a vencer las tentaciones y obedecer sólo a tu Palabra. Amén.
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